Por: Tita Katherine Otero González – @lasletrasdetita
Antonio ―un hombre trans― cuenta su vida, su presente, su pasado y su huida con dos niñas indígenas del área austral de Suramérica. Un español que decidió dejar de ser novicia para buscar libertad en medio del mundo y que llegó a América en pleno proceso de colonización.
La historia se ubica a principios de 1600 ―dato que sabemos gracias a un guiño de la obra Don Quijote de Miguel de Cervantes―, cuando los españoles veían a los indígenas como simples seres ignorantes y tenían sed de oro. La selva juega un papel crucial, porque es el territorio que los españoles arrasan para encontrar su “riqueza” y es el espacio desde el que Antonio narra su presente.
Hay tres hilos conductores. Un plano que se cuenta desde que Antonio decidió cumplirle una promesa a la Virgen del naranjel por salvarlo de la horca. Desde este se atisba la mirada española hacia el pueblo y el entorno. Pero también hay un presente en el que Antonio se inserta en la maravilla de la selva para salvar de la tortura a Michi y Mitãkuña, para llevarlas de nuevo con su pueblo. Mientras está con ellas, le escribe una carta a su tía, con la que conocemos la vida de Antonio desde que dejó de ser Catalina y monja, para pasar a ser un alférez de múltiples identidades.
Hay una palabra que para mí es reflejo de esta novela: libertad. La libertad que buscaba el pueblo indígena frente a la conquista española, la libertad de mujeres y hombres por encontrar su propia identidad de género, la libertad de la selva que con su biodiversidad se alza con poderío frente a la opresión.
Pero también es un libro de huidas. Aquellas contra el poder, las que surgen del silencio, la identidad y la necesidad. Hay preguntas constantes del porqué de las cosas, cuestionamientos hacia ideologías, pensamientos, sentimientos, a veces incontestables.
Gabriela Cabezón Cámara escribe con frases cortas e interrogantes. El ritmo se respira como en la selva: hostil. Va rápido, como una marea de palabras que buscan un sentido a los acontecimientos.