Por: Yasmin Cuadros
El 31 de agosto de 2024 a las 7:30 p.m., el Teatro Santander se convirtió en el escenario de una velada inolvidable gracias a la presentación de «Los Vicario» por parte de la Compañía Nacional de las Artes. Basada en la emblemática novela de Gabriel García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, la obra prometía una inmersión profunda en la historia de uno de los autores simbólicos de la literatura colombiana.
Al llegar al teatro, la fachada iluminada y las voces de la audiencia creaban una atmósfera de anticipación a ese final de la historia que nadie puede evitar, la muerte de Santiago Nasar. El interior del Teatro Santander, con su elegante instalación y acústica impecable, ofrecía un ambiente acogedor y sofisticado. El murmullo de los espectadores añadía una sensación de camaradería compartida por todos los presentes.
La tragedia anunciada
La obra comenzó con una escena que inmediatamente transportó al público al pequeño pueblo costero colombiano donde se desarrollaba la trama. El escenario estaba envuelto en una atmósfera que oscilaba entre lo misterioso y lo dramático, predominando las luces en tonalidades azules y rojas. Los elementos de la arquitectura y el paisaje local preparaban el terreno para la narrativa que estaba por desplegarse. Los actores, con sus vestuarios detallados y expresiones intensas, capturaron de inmediato la esencia de los personajes creados por García Márquez. Ángela Vicario aparecía en escena con un vestido blanco; Bayardo San Román con un atuendo elegante irradiando su posición social, y los demás hombres con trajes sencillos de pantalón blanco doblado en la antepierna y camisa de manga larga. Todos los actores llevaban los pies descalzos, sintiendo la arena que se esparcía en las tablas del teatro santandereano.
«Los Vicario» narra el asesinato de Santiago Nasar, un evento destinado a ocurrir, a pesar de la claridad con la que se conocían las intenciones de los hermanos Vicario. La noche de bodas entre Bayardo San Román y Ángela Vicario es el catalizador de una serie de eventos que culminan en un crimen de honor.
La tensión se palpaba en cada escena. Desde la celebración inicial hasta la confesión de Ángela de no ser virgen, cada momento estuvo cargado de incertidumbre e injusticia. Llegué a preguntarme si realmente Nasar era responsable y por qué los habitantes del pueblo no hicieron nada, sabiendo lo que iba a suceder. Los hermanos Vicario, interpretados con una mezcla de determinación y conflicto interno, representaron de manera magistral la lucha entre el deber familiar y las consecuencias de sus actos.
Impacto de la adaptación
La adaptación teatral logró mantener la fatalidad inherente a la novela, en la que el destino de Santiago Nasar parecía ineludible. La dirección de la Compañía Nacional de las Artes destacó este aspecto, utilizando la iluminación y el sonido para enfatizar la inevitabilidad del destino. Las sombras proyectadas en el escenario y los silencios estratégicos crearon una atmósfera de suspenso constante, haciendo que cada escena resonara con intensidad palpable.
Uno de los puntos más destacados fue la representación de la confesión de Ángela, un momento crucial que desata la cadena de eventos trágicos. La actuación de la actriz que interpretó a Ángela fue especialmente conmovedora, capturando la vulnerabilidad y el dolor de su personaje con una autenticidad que tocó el corazón de los presentes.
Salir del Teatro Santander bajo el cielo bumangués, me hizo pensar en el poder del teatro para revivir y reinterpretar clásicos literarios. «Los Vicario» no solo fue una adaptación fiel, sino una reimaginación que resaltó la relevancia atemporal de las temáticas de honor, destino y moralidad presentes en la obra de García Márquez.
La experiencia me recordó cómo las narrativas poderosas pueden trascender el tiempo y el formato, conectándonos con nuestras propias reflexiones sobre la inevitabilidad del destino y las repercusiones de nuestras acciones. La conexión emocional que sentí durante la obra fue un testimonio del talento de la Compañía Nacional de las Artes para dar vida a una historia tan compleja y rica.
Una velada memorable
«Los Vicario» en el Teatro Santander fue más que una simple representación teatral, fue una inmersión profunda en una obra literaria que ha marcado a generaciones. La combinación de una dirección impecable, actuaciones apasionadas y una escenografía evocadora creó una experiencia que permanecerá en mi memoria.
Recomiendo no perderse la experiencia de adentrarse en el mundo del teatro y ver cómo las palabras impresas cobran vida en el escenario. En definitiva, nos permite redescubrir el poder de la literatura desde una nueva perspectiva.