Es martes en la noche y estoy sentada en el sofá de mi apartamento terminando Seis triple ocho, una película que encontré por casualidad en Netflix y que llamó mi atención por una razón un poco común: está nominada a los Oscar.
Debo admitir que cuando leí la reseña, justo antes de darle play, pensé que sería una película más sobre la guerra, una más en la que Estados Unidos sería el protagonista, y una más en la que todo se trataría de los “grandes héroes que defendieron el país”. Grata sorpresa me llevé al darme cuenta de que no.
Esta vez me encontré con la historia del único batallón de mujeres negras que decidió servir al país en la Segunda Guerra Mundial. “6888” fueron los números designados para llamar a más de 855 heroínas que lograron hacer historia con una misión que para muchos era “insignificante” pero para ellas fue la mejor manera de dejar huella.

Lideradas por la teniente Charity Adams Earley, una negra con más carácter que muchos hombres, estas mujeres habían sido capacitadas para la guerra, estaban listas para morir por su patria y, por qué no decirlo, tenían ganas de ir al campo de batalla a dar la vida por su país. Sin embargo, y gracias al racismo absurdo que aún hoy (años después de dejar una guerra mundial atrás) nos sigue persiguiendo,se les asignó una sola tarea: Entregar el correo de los soldados que estaban en campo de guerra.
Millones de cartas esperaban ser entregadas, una misión casi imposible y que a los ojos de cualquier mortal parecería insignificante en una guerra. Pero… ¿se han puesto a pensar en el poder que tienen las palabras, en lo que puede ocasionar un mensaje y en lo intangible pero grandioso que tienecomunicarnos con rapidez?
Seguramente no. Estamos en el siglo en el que las distancias ya no existen: basta con desbloquear elcelular y escribir eso que queremos, necesitamos o sentimos. Esta es la era en la que tenemos “certeza” de que no entendemos aún cómo un conjunto de verbos, adverbios, frases (bien o mal escritas) van allegar a su destino, sin embargo, sabemos que encontrarán el camino y serán recibidas.

Fue así como un gran batallón de mujeres negras se da a la tarea de entregar millones de cartas en tiempo récord y, si me lo preguntan, lidiando más batallas que identificar a soldados para descubrir eldestino de las misivas. Ser mujer sigue siendo un desafío; en aquella época (y ojalá solo fuera en esa) ser mujer era de alto riesgo y ser negra era para valientes.
La verdad, me da un fresquito en el alma cada vez que, así sea a través de la pantalla, veo a mujeres empoderadas que le gritan a las injusticias y tienen el carácter suficiente para defender sus ideales, sus raíces y su vida.
Más que invitarlos a ver la película o pretender que le den el único Oscar al que la nominaron (mejor canción), me gustaría considerar que es una gran apuesta cinematográfica, bien desarrollada, con un elenco armonioso y que me recordó que no hay batallas pequeñas, solo gente con mente pequeña. Asimple vista enviar el correo no es matar enemigos en la guerra, pero encontrar pasión en la más mínimamisión, puede traer más gloria y honor que hacer cosas extravagantes sin la fuente correcta.
Gracias a las mujeres que han librado batallas para que hoy tengamos voz, gracias a las que han forjadocamino, gracias a las negras por ser poderosas y gracias a la historia por no dejarnos olvidar.
¡Nos leemos pronto!