Por: Tita Katherine Otero González (@lasletrasdetita)
“Avidez” es un compendio de trece cuentos de Lina Meruane, uno escrito específicamente para este libro y los demás elegidos de distintas colecciones de relatos desde 1994, todos retocados por la autora para la edición. Si tuviera que pensar en una palabra que los hila, sería “macabro”. Pero no porque tengan relación con la muerte, sino por la sensación de repulsión que generan.
¿Por qué repulsión? Porque, a veces, las facetas de la humanidad son inquietantes. La avidez de las personas crea angustia y más cuando las historias son contadas de forma descarnada y con cierto ritmo vertiginoso. El temor asociado a la realidad, a aquellas actitudes y conductas que se observan como “trastornadas” de acuerdo con los cánones de “normalidad”, causa impacto en l@s lector@s. La realidad se ve envuelta por el manto de lo “perverso”, en algunas ocasiones de lo tabú.
Lina Meruane relata lo que a veces se calla porque incomoda. Ella no le teme a incomodar. Creo que el verdadero terror reside en no escribir para mostrar más allá de los hechos. La escritura es transgresora del status quo. Y lo raro también sería no darnos cuenta de que detrás de las páginas de “Avidez” el mundo mórbido de la humanidad reluce. Pero más allá, el libro también muestra miedos, culpas, tristezas, temores. Facetas tan reales como las consideradas “comunes”; situaciones que se callan porque incomodan, pero que están ahí, siempre presentes tras bambalinas.
Resalta la sangre en diversos capítulos. De cierta forma, también hay una avidez de sangre, una atracción por el dolor. Igualmente, lo tradicionalmente “femenino” se hace visible no para reafirmalo, sino para darle una vuelta de hoja. Junto a esto, la autora juega con el lenguaje, lo transgrede y lo reta. Las relaciones interpersonales suelen ser el eje o el motor para impulsar el relato, y crear narrativas individuales y colectivas.
Leer este compendio de cuentos es sumergirse en situaciones límite que desestabilizan la cotidianidad personal y social. Lo convencional se rompe con las historias, el orden se vuelca en dimensiones inquietantes. Hay que dejarse llevar por la pulsión tras las palabras de Lina Meruane.