Por: Tita Katherine Otero González
Segunda Vida se catapulta como la nueva feria de moda sostenible que viene para quedarse en Bucaramanga. Se trata de un espacio imperdible en el que se busca la concientización de la moda sostenible y la venta de ropa de segunda mano.
Con entrada gratuita y pet friendly, se realizará los días sábado 30 de noviembre y domingo 01 de diciembre, entre las 10: a.m. y las 7:00 p.m., en Casa Loza (cra. 35 # 37-49, barrio Cabecera).
Revista Enredarte tuvo la oportunidad de dialogar con Nathalia Guarín, una de las organizadoras de Segunda Vida, para conocer más del proyecto.
¿Qué es Segunda Vida?
Segunda Vida es una feria donde la moda cobra un nuevo significado, ya que promueve el consumo consciente a través de la compra y venta de ropa de segunda mano. Este espacio reúne a emprendedores, amantes de la moda y consumidores responsables en un ambiente creativo y accesible en el que las prendas encuentran nuevos dueños y se les da una segunda oportunidad.
¿De dónde surge la idea de realizar la feria Segunda Vida?
La idea de Segunda Vida surge de mi pasión por la moda sostenible y mi experiencia con El Garaje Virtual, mi emprendimiento de ropa de segunda mano. Siempre he creído en la importancia de darle una nueva oportunidad a las prendas, no solo para reducir el impacto ambiental, sino también para crear conexiones a través de la moda.
Sin embargo, sabía que un proyecto tan especial como este no podía hacerlo sola. Por eso decidí pedir el apoyo de tres marcas increíbles que comparten esta visión: Atenea, Caod y Monarca. Juntos hemos trabajado para dar forma a Segunda Vida como un espacio donde emprendedoras, amantes de la moda y consumidores responsables puedan reunirse, compartir y ser parte de un movimiento que promueve el consumo consciente. Gracias a esta colaboración, logramos transformar una idea en una realidad que no solo beneficia al medio ambiente, sino también a emprendedores de Bucaramanga.
Me parece muy importante para la sociedad el hecho de ver la moda como algo en pro del medio ambiente y analizarla más allá de la estética: de su impacto. ¿Cómo se generó la proyección y concreción de la feria?
Este sueño comenzó a construirse hace apenas cuatro meses, cuando decidí que la moda podía y debía ser algo más que estética: una herramienta para cuidar al planeta y generar consciencia. Lo inicié desde mi proyecto El Garaje Virtual, y poco a poco se fue transformando en un espacio colaborativo en el que marcas y emprendedoras con la misma visión unimos fuerzas para promover el consumo consciente.
En esta primera edición tendremos marcas increíbles que trabajan con ropa de segunda mano, cada una aportando su estilo y creatividad, para demostrar que la moda sostenible también puede ser única y emocionante. Lo mágico de Segunda Vida es que no solo estamos vendiendo ropa, estamos inspirando a las personas a repensar su manera de consumir, mostrando que cada prenda tiene una historia que merece continuar. ¡Es una revolución de estilo y conciencia que apenas comienza!
Me encanta lo que mencionas sobre pensar que la moda sostenible también puede ser única, especial y transmitir mucho. Podemos adquirir ropa de una forma que contribuya al medio ambiente y de forma más económica. ¿Cómo es tu visión respecto al consumismo y cuál crees que es el mensaje que la feria Segunda Vida puede dar en este aspecto?
Desde nuestra experiencia con El Garaje Virtual, Caod, Monarca, Atenea y ahora con Segunda Vida, creemos que la moda sostenible es una respuesta necesaria al consumismo desmedido que caracteriza a la sociedad. Nuestra visión es clara: se trata de cambiar la narrativa. La moda no tiene que ser efímera ni excesiva para ser significativa. Podemos consumir de forma más consciente, adquiriendo prendas que cuenten historias y que, al mismo tiempo, tengan un menor impacto en el medio ambiente.
Con Segunda Vida buscamos transmitir ese mensaje: que la moda sostenible es accesible, única y tiene el poder de transformar nuestra relación con lo que usamos. Queremos demostrar que es posible consumir menos, pero con más intención, valorando la calidad, el diseño y el propósito detrás de cada prenda. Además, fomentamos una conexión entre la moda y la responsabilidad social, mostrándole a las personas que pequeños cambios en sus hábitos pueden marcar una gran diferencia.
Nuestra feria es más que un mercado: es un movimiento para educar, inspirar y motivar a las personas a repensar sus decisiones de consumo. Estamos convencidas de que, al unir fuerzas con las quince marcas participantes, lograremos impactar positivamente en la forma en que la moda se percibe y se consume.
¿Cómo consiguieron a las quince marcas participantes? ¿De dónde son?
Conseguir a las quince marcas participantes fue un proceso muy orgánico y emocionante. Todas son marcas locales, principalmente de Bucaramanga y el área metropolitana. Desde el inicio, queríamos que Segunda Vida fuera una un espacio para destacar el talento y el esfuerzo de emprendedores de la ciudad, y por eso nos enfocamos en contactar marcas que ya estuvieran trabajando con ropa de segunda mano o con una filosofía de sostenibilidad.
El contacto con ellas fue muy cercano y personalizado. Empezamos por buscar en redes sociales y también a través de recomendaciones. Les compartimos el proyecto y lo que se quería lograr con la feria, y la respuesta fue increíblemente positiva. Muchas de las emprendedoras ya tenían el deseo de expandir su alcance, y resonó la idea de unirse para crear un evento colectivo que destacara la moda sostenible.
El recibimiento fue muy cálido, porque Segunda Vida les ofreció algo más que un espacio de venta: una oportunidad de conectar con personas que comparten su filosofía y de dar a conocer su trabajo como parte de un movimiento más grande. Ha sido inspirador ver cómo cada marca aporta su esencia, y juntas estamos construyendo un evento que no solo celebra la moda sostenible, sino que también educa y genera impacto en nuestra comunidad y ciudad.
Nunca había visto un evento por el estilo en Bucaramanga, ¿qué referente usaste para inspirarte en la creación de Segunda Vida? ¿Cuál crees que va a ser el impacto cultural de la feria en Bucaramanga y el área metropolitana?
Es cierto, en Bucaramanga no existen eventos de este tipo, al menos no con el enfoque y la intención de Segunda Vida. Nuestro mayor referente ha sido la ANTIFERIA de Bogotá, un evento que me inspiró por su capacidad de reunir a personas con una visión común sobre la moda sostenible y el consumo consciente. Al ver su impacto en una ciudad tan grande, pensé ¿por qué no traer algo así a Bucaramanga, pero adaptado a nuestra cultura y necesidades locales?
Creo que Segunda Vida puede generar un impacto cultural importante en nuestra ciudad y el área metropolitana, porque no solo es una feria de moda, sino un espacio para cuestionar los hábitos de consumo que nos han enseñado durante tanto tiempo. Queremos promover la idea de que la moda sostenible no solo es posible, sino que puede ser accesible, única y transformadora.
Además, este tipo de iniciativas ayuda a construir una comunidad más consciente y conectada, no solo en términos de moda, sino también en relación con el medio ambiente y el apoyo al emprendimiento local. Estamos abriendo una puerta para que Bucaramanga sea reconocida como una ciudad que apuesta por nuevas ideas, que respalda a sus emprendedores y que está dispuesta a evolucionar hacia prácticas más responsables. Estamos seguros de que Segunda Vida será el inicio de un movimiento cultural más amplio que elimine tabúes sobre la moda sostenible.
Acercándonos un poco al lado de la moda sostenible desde un punto de vista cultural, me gustaría que nos contaras tu percepción de la cultura santandereana con relación a la moda sostenible, es decir, ¿cómo se incluye la moda sostenible en nuestra cultura?
En mi percepción, la moda sostenible aún no está plenamente incluida en la cultura santandereana, pero creo que tiene un gran potencial para integrarse de manera significativa. En nuestra región valoramos la autenticidad, el trabajo bien hecho y el emprendimiento local, lo que crea un ambiente ideal para que esta tendencia crezca. Sin embargo, todavía persisten algunos mitos y desconocimiento que dificultan su adopción.
La moda sostenible puede comenzar a formar parte de nuestra cultura cuando las personas entiendan que va más allá de reciclar o reutilizar prendas; se trata de hacer elecciones conscientes que beneficien al medio ambiente, a la economía local y, sobre todo, a nuestro propio estilo de vida. En eventos como Segunda Vida mostramos que la moda sostenible no es limitada ni inaccesible, sino una forma de consumir con propósito y conectar con marcas locales que están generando un impacto positivo.
Para que esta inclusión sea posible, necesitamos más espacios educativos y colaborativos, como nuestra feria, que permitan a las personas descubrir y reflexionar sobre sus hábitos de consumo. Poco a poco estas iniciativas están cambiando la forma en que vemos la moda, acercándonos a un modelo más responsable que respeta los valores de nuestra región y contribuye al bienestar colectivo. Estoy segura de que, con el tiempo, la moda sostenible será una parte importante de nuestra identidad cultural.